Todos nos estamos volviendo un poco locos con la inteligencia artificial últimamente. En los últimos meses, la inteligencia artificial generativa irrumpió de pronto en la conversación trayendo de todo, desde capital de riesgo hasta un pánico generalizado de que los algoritmos nos van a dejar sin trabajo.
Quizás lo más importante que ha cambiado con esta generación de herramientas de IA generativa es su salto en accesibilidad: indudablemente lo que ha movilizado toda esta efervescencia es el lanzamiento de ChatGPT en noviembre del año pasado. Si bien el modelo de lenguaje de OpenAI, GPT-3 y ahora GPT-4, existían desde varios meses antes, el poder interactuar con el modelo de manera tan sencilla es lo que realmente ha puesto estos algoritmos al centro de la conversación. Ya no son herramientas disponibles solamente a través de APIs o para el trabajo de desarrolladores, sino que de pronto teníamos una interfaz de fácil acceso para cualquier persona con conexión a internet.
La gracia es que al centro de todo esto está el lenguaje natural. Como veíamos la semana pasada en nuestra conversación con Ana María Martínez y Herman Marin de Kaudal, la gran democratización de la inteligencia artificial es consecuencia de que interactuamos conversacionalmente con todas estas nuevas herramientas. No tenemos que saber programarcreati ni manejar ningún tipo de sintaxis específica y misteriosa: solo tenemos que saber expresar qué es lo que queremos y luego jugar un poco con el resultado.
Pero si bien fue con ChatGPT que estas herramientas dieron un salto exponencial en popularidad (alcanzando 100 millones de usuarios en apenas unas semanas), hay muchas cosas más pasando además de ChatGPT. El tema se ha puesto tan de moda que es difícil pasar unos minutos en LinkedIn o Twitter sin ganarse con posts que anuncian “1000 herramientas de inteligencia artificial que tendrías que conocer” o cosas por el estilo. Hay una explosión de inversión y desarrollo de nuevas herramientas y es imposible mantenerse al día y probar todas.
Aún así, hay que hacer el esfuerzo por experimentar al menos con algunas, porque están cambiando rápidamente la manera como trabajamos. Por eso esta semana quiero hacer un breve repaso de cinco herramientas de inteligencia artificial generativa que son especialmente útiles para procesos creativos: el Generative Fill lanzado por Adobe dentro de Photoshop hace unas semanas, el generador de videos de RunwayML, la generación de imágenes con Midjourney, la generación de presentaciones y diapositivas con SlidesAI, y la generación de narrativas con Tome.
Y sí, hay más, hay muchísimas más. Pero esta pequeña muestra es un buen punto de partida para mostrar en primer lugar que hay mucho que está pasando más alla de ChatGPT; y en segundo lugar, que no solamente es el texto lo que se está viendo transformado por la inteligencia artificial, sino la generación de todo tipo de medios, formatos, y productos creativos. Podemos y debemos tener conversaciones larguísimas sobre cómo afecta esto el proceso creativo y el impacto que esto va a tener, pero para tener esas conversaciones primero tenemos que ver qué es lo que está pasando.
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