Si seguimos hablando de transformación digital en el 2023 es porque es un proceso dentro del cual seguimos metidos. Ha pasado casi una década desde que empezamos a hablar de la necesidad de transformar la manera como operan las organizaciones tradicionales en respuesta al crecimiento acelerado que venían demostrando startups digitales que habían aprendido a apalancarse sobre la mejor tecnología disponible. En esa década han habido muchísimos aciertos y errores, enormes inversiones y gigantescos aprendizajes — pero aún con toda esa inversión de recursos y energía, son pocos los casos de éxito hacia los que uno puede apuntar como ejemplos de cómo hacer bien las cosas.
La razón es simple: es bien difícil. Porque no se trata de incorporar nuevas tecnologías, rituales Scrum, o de remodelar las oficinas para que se parezcan a modernos espacios de coworking. Se trata en el fondo de cambiar la manera como se comportan las personas y las organizaciones, cómo nos comunicamos y cómo tomamos decisiones. Y si fuera fácil cambiar la manera en la que nos comportamos, los libros de autoayuda no serían una industria gigantesca.
Pero hay un enorme segmento de transformación al cual no le prestamos tanta atención como deberíamos. Hasta ahora, la transformación digital ha sido el terreno de organizaciones grandes con la capacidad para movilizar recursos significativos para iniciar procesos de cambio cultural que tomarán muchos años. Eso implica casi siempre movilizar ejércitos de consultores de negocios equipados con frameworks de transformación de todas las formas y tamaños; reclutar nuevas tipos de talento digital como diseñadores, desarrolladores, analistas de datos, coaches de agilidad, entre muchos otros; y realizar inversiones importantes para actualizar el stack de tecnología de la organización para volverlo más dinámico, moderno y adaptable. Todo esto, en resumen, requiere de mucha, mucha plata.
Todas las organizaciones tienen la necesidad de transformarse, y todas tienen la posibilidad de ver los beneficios de esa transformación. Pero no todas tienen los recursos y las capacidades para embarcarse en ese proceso: la pequeña y la mediana empresa, las organizaciones sociales, el sector público, la academia, y por supuesto la economía informal — todos los sectores de la economía comparten la misma necesidad y sin embargo no tienen la misma oportunidad. Pero esto debería importarnos y preocuparnos porque estos sectores representan una tajada importantísima de nuestras economías. A través de América Latina, la pequeña y mediana empresa representa el 99% de las empresas y el 67% de los trabajadores. No son un segmento que simplemente podemos abandonar a su suerte.
Pero no tenemos por qué hacerlo, tampoco. Esta semana, para el primer episodio de la nueva temporada del podcast de Mutaciones tuve la oportunidad de conversar con Ana María Martínez y Herman Marin, creadores de Kaudal, una organización que está trabajando para ayudar a las organizaciones automatizar procesos e incrementar su productividad utilizando herramientas nocode y de inteligencia artificial. Con ellos conversamos sobre cómo estas nuevas olas de tecnología están democratizando el proceso de transformación — potenciando una digitalización del trabajo cotidiano, desde abajo hacia arriba. Una transformación del trabajo, y no solo de las organizaciones.
El primer newsletter cada mes es abierto para todos nuestros suscriptores. Estas son las historias que recibieron durante el mes pasado los miembros de nuestra comunidad mutante:
Hay un mundo más allá del organigrama tradicional. Si la manera en la que organizamos a nuestro equipo para crear valor representa una ventaja competitiva, ¿por qué tantas organizaciones escogen imaginarse de la misma manera?
¿Qué nos puede decir Hogwarts sobre el futuro del aprendizaje?Necesitamos repensar la educación tal como la conocemos hoy. ¿Qué podemos aprender de Hogwarts y la forma en la que sus alumnos aprenden?
Ciudades Creativas: Migración, innovación y gentrificación en Ciudad de México Exploramos cómo se construyen los ecosistemas creativos que desarrollan las economías del futuro – empezando por Ciudad de México.
¡Suscríbete hoy y recibe acceso a todo nuestro archivo de historias pasadas (y ayuda a alimentar a nuestros mutitos)!
Pensar en el bosque y no solo en los árboles
¿Por qué tendríamos que preocuparnos por todas esas organizaciones que no pueden o quieren transformarse?
En el caso de la pequeña y mediana empresa, en primer lugar porque emplean a muchísima gente — probablemente a la mayor cantidad de gente en las economías de la región. El bienestar de millones de familias está atado a la prosperidad de estas organizaciones que están distribuidas a través de todas las geografías y todas las industrias. Son, además, la principal línea de provisión de servicios para cientos de millones de consumidores. De modo que pensar en su supervivencia y adaptación es crucial para todo nuestro tejido económico: es la principal razón por la que millones de personas consiguen ganarse la vida.
No es solo la pequeña y mediana empresa la que debería importarnos. El sector público es otro de los empleadores más importantes en la región, y cientos de millones de personas dependen del acceso a servicios públicos todos los días. Esos servicios públicos cada vez dependen más de la tecnología digital para alcanzar escala e impacto — y desplegar y operar esos servicios requiere de miles de personas con las capacidades correctas, talento que el sector público tiene dificultades para atraer, capacitar, y retener. Como señala la economista Mariana Mazzucatto, el sector público necesita tener la capacidad para atraer al mejor talento para poder ser efectivo en su misión.
Algo parecido es verdadero para el sector social: para cumplir con su propósito de crear impacto positivo a través de múltiples dimensiones, las organizaciones sociales necesitan de la capacidad para atraer al mejor talento, así como de poder desplegar tecnologías que les permitan escalar ese impacto de manera efectiva y eficiente.
Cualquiera que sea el sector, la motivación central es la misma: las conductas y expectativas de las personas han cambiado en los últimos años debido al acceso a la tecnología digital. Esperamos más como ciudadanos, como consumidores, como usuarios. Esperamos más de las organizaciones con las que interactuamos porque sabemos que es posible en todos los rubros y todos los sectores. La tecnología ya no es algo que esté solamente al alcance de grandes organizaciones o de startups digitales.
"La tecnología es relativamente alcanzable hoy en día por cualquier empresa. Yo creo que regresamos de nuevo a ese punto de qué tan flexible es el negocio y sus líderes para ofrecer ese espacio, para cambiar el comportamiento." - Herman
Esto no siempre fue así — hubo un tiempo, hace no mucho, cuando el acceso a la herramientas y los servidores y las tecnologías era complicada y extremadamente costosa. Este ya no es el caso: el costo ya no es una excusa aceptable para resistirse a digitalizar una organización, para brindar un mejor servicio con una mayor calidad.
Pero eso no quiere decir que no sigan habiendo excusas, algunas mejores que otras. Porque lo que sigue siendo cierto para todas las organizaciones es que no tienen los recursos para desviar su atención de la operación del día a día — y esto es verdadero para empresas, para organizaciones sociales, y para servicios públicos. Todas las organizaciones están tan agobiadas por todo lo que tienen que hacer, que su principal limitante para pensar estratégicamente sobre su transformación tiene mucho más que ver con el tiempo que con la plata.
"Las empresas, por más grandes que sean, por más recursos que tengan, al final están operando todos los días su negocio. Y salir de esa operación es un gran desafío." - Ana
Pero esa es precisamente la razón por la que tienen que hacerlo.
Tenemos herramientas para hacer herramientas
De lo que se trata es de utilizar la tecnología para separar las brechas de productividad que separan a las organizaciones más pequeñas y tradicionales de las más grandes y digitalizadas. Con la misma cantidad de recursos, una organización puede apoyarse en todo tipo de tecnologías para multiplicar su impacto por un factor importante. Pero para que eso funcione necesita de los recursos para poder adaptar esas tecnologías a su manera de trabajar.
Tradicionalmente, eso ha significado contratar equipos de desarrollo. Pero con la introducción de las plataformas nocode, esto se puede lograr a una fracción del costo que requería en el pasado.
"Aquí no tienes que escribir una línea de código, no tienes que tener un expertise técnico para nada. Es literalmente casi como usar una PPT." - Herman
Con las plataformas nocode, las personas pueden fácilmente desarrollar sus propias aplicaciones para resolver sus propios problemas, conectando diferentes herramientas entre sí para generar un proceso complejo — sin la necesidad de tener conocimientos de programación.
Con estas herramientas, el trabajo cotidiano no tiene por qué ser una secuencia de operaciones manuales que se repiten infinitamente — precisamente las operaciones que hacen que las personas se sientan continuamente apurados y presionados por todo lo que tienen que hacer. En lugar de estar revisando información en un archivo de Excel, compartiéndolo por correo electrónico, esperando que alguien más haga revisiones o sume información adicional, y haciendo que todos los pasos que llevan a una decisión se ejecuten a mano, podemos eliminar mucho del tedio y la fricción de esa transacción. Podemos automatizar mucho de nuestro trabajo cotidiano.
"Cuando una empresa decide encargarse de esa parte debajo del iceberg y de automatizar tareas, y se da cuenta que la forma de hacerlo es empoderando a los colaboradores para que lo hagan con herramientas que son parte de las suites que ya tienen, despiertan el 80-90% de su fuerza laboral para que sean talento digital de la empresa, para que se vuelvan más productivos." - Ana
¡Que pasen los robots!
"Es una tendencia mundial el hacer a los seres humanos que no programamos cada vez más capaces de pedirles cosas a las computadoras." - Ana
Ese potencial para automatizar parte de nuestro trabajo, sobre todo la parte de nuestro trabajo más manual y repetitiva, está encontrando todo un nuevo espacio de oportunidad con la inteligencia artificial. Las plataformas nocode bajaron la valla de acceso a la automatización a todas las personas que no tenían capacidades de programación. La inteligencia artificial generativa la baja aún más — haciendo del lenguaje natural la única herramienta necesaria para poder delegar tareas.
Estamos apenas en el principio de lo que será una gran transformación algorítmica no solo de las organizaciones, sino del trabajo mismo. Colaborar cotidianamente con algoritmos generativos se convertirá en el futuro cercano en algo tan normal como usar procesadores de texto y hojas de cálculo: herramientas que utilizamos para simplificar las partes más tediosas y mecánicas de nuestro trabajo. Pero estos algoritmos tienen un potencial incluso mayor: no solamente asumen la automatización de los mecánico y tedioso, sino también pueden automatizar tareas analíticas y creativas.
"Lo que pasó ahora es que se democratizó el acceso a la inteligencia artificial porque yo ahorita le puedo pedir a motores de IA por medio de mi lenguaje humano que hagan ciertas cosas y esas ciertas cosas cada vez son más amplias y los motores generan cosas crean cosas nuevas en base a lo que yo les pido." - Ana
Lo que debería ser más sorprendente es que todas las organizaciones, de todo tipo y tamaño, deberían estar experimentando con estas herramientas ahora. No importa si han avanzado mucho o poco o nada con sus transformaciones digitales: como conversamos largamente con Ana y Herman, el principal impacto de estas herramientas es que están democratizando la inteligencia artificial y la automatización de tareas, por el simple hecho de estar basadas principalmente en el lenguaje natural. La valla para empezar a utilizar ChatGPT es saber expresar en palabras la manera en la que necesitas ayuda.
No tienes que tener ningún tipo de stack tecnológico para hacer ninguna de estas cosas, no importa si trabajas con Google Workspace o con Microsoft Office o con cualquier otra cosa, ni si tus servidores están en la nube o en clóset al costado del baño. Ese es el gran potencial de la transformación algorítmica: se vuelven a repartir, una vez más, todas las cartas. Y todo tipo de organizaciones pueden empezar a experimentar y encontrar oportunidades para su uso sin requerir de grandes inversiones en tecnología ni equipos dedicados.
Al final, se trata de comportamientos
Lo más interesante de nuestra conversación fue cómo terminamos llegando hacia esta idea de una transformación digital más democrática — una que no depende de grandes consultores vendiendo nuevos organigramas y centros de excelencia, sino una que se sostiene más bien en los pequeños cambios y mejoras que pueden hacer los individuos para hacerse la vida más fácil.
"Entonces el colaborador del presente y del futuro es quien sabe delegar a la tecnología lo que ya no le corresponde hacer, porque existe una tecnología a la que se lo puedo dar y por lo tanto puedo dedicar mi cerebro humano, mi pensamiento crítico, mi creatividad a cosas que yo solo puedo hacer, y así llamo más la atención en mi empresa, así haciendo, así me vuelvo más indispensable." - Ana
El desafío hace mucho tiempo que no es la tecnología. Tiene mucho más que ver con la cultura: si las personas sienten que pueden correr experimentos y probar cosas nuevas sin tener que pedir permiso, si las personas sienten que pueden desviar al menos un poco de su atención de la intensidad del día a día para probar o intentar algo nuevo. Esa es la verdadera barrera en la gran mayoría de organizaciones: no tiene nada que ver con la tecnología, ni siquiera con el presupuesto, y todo que ver con culturas que se resisten a descentralizar la toma de decisiones y crear oportunidades para la experimentación.
Esto es verdadero en las organizaciones grandes también, pero las inversiones gigantescas en desarrollar culturas y modelos de agilidad por lo menos han ayudado a llamar la atención sobre cómo este es un problema que necesita resolverse. Pero en el sector público, el sector social, y las empresas más chicas, esto todavía sigue muy lejos de ser una prioridad. Las plataformas nocode y las herramientas de inteligencia artificial están ahí, muchas de ellas de acceso gratuito. Pero si las personas no pueden tomarse cinco minutos para explorar algo nuevo, si sienten que serán castigadas por intentar algo que se salga de la norma — entonces simplemente no va a suceder.
Pero cuando las organizaciones dedican recursos a este tipo de experimentos, el resultado no es solamente crecimientos en la productividad y ahorrar un montón de tiempo que de otra manera se pierde en tareas manuales. El resultado es una nueva cultura de trabajo.
"El tiempo que te puedes ahorrar te puede ayudar a ganar unas muy buenas vacaciones, pero al mismo tiempo puede hacer que el negocio se vuelva mucho más valioso para sus mismos consumidores y para la gente que trabaja dentro, pues un trabajo en donde realmente están aprovechando su capacidad y su potencial para hacerlo mejor, no únicamente operando." - Herman
Todas las organizaciones, de todos los tamaños, en todos los sectores, tienen acceso a una enorme variedad de herramientas para ser más productivas, más creativas, y en consecuencia más humanas. Para liberarse de toda esa carga que hoy día no les permite distanciarse del día a día y más bien prestar atención a lo estratégico, al impacto que quieren crear en el mundo. A conectar más como equipo, a crear cosas nuevas.
Todas las organizaciones pueden hoy día hacer esto. Solo tienen que tomarse un tiempito, nada más que un tiempito para experimentarlo.