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Hemos lanzado las últimas dos Masterclasses que vamos a hacer este año, dos ediciones especiales diseñadas con mucho cariño sobre temas que son especialmente relevantes en este momento:

Masterclass: ChatGPT + Automatización
Fechas: lunes 4 y martes 5 de diciembre, de 7 a 9pm
Aprenderás cómo empezar a utilizar ChatGPT para amplificar tu productividad y creatividad, y cómo integrar y automatizarlo con herramientas complementarias para aprovechar todo su potencial.

Masterclass: Más allá del Design Thinking
Fechas: lunes 11 y martes 12 de diciembre, de 7 a 9pm
En este Masterclass exploraremos la evolución del Design Thinking en las organizaciones, sus desafíos, y una serie de modelos y herramientas complementarias para amplificar el impacto del diseño.

La información completa sobre contenido, descuentos para grupos corporativos, y registro está en cada uno de los enlaces. Si tienes cualquier pregunta, no dudes en escribirnos.

Para ser una persona que nunca tiene tiempo para nada, es notable que al momento de escribir esto he terminado de ver todo: Loki, Secret Invasion, Wandavision, Ahsoka, Andor, Kenobi, Ms. Marvel, Moon Knight (¿quién diablos ve Moon Knight?) — si hay algo a lo que le saco kilometraje es a mi cuenta de Disney+.

(Este artículo no es auspiciado por Disney+. Pero si alguien de Disney+ está leyendo esto y quiere auspiciarme, quiero que sepan que SOY MATERIA DISPUESTA. Gracias.)

Pero claro, como buen nerd no es solamente Disney+. Me he visto la trilogía completa de El Señor de los Anillos en su edición extendida (más de 12 horas seguidas y lo volvería a hacer) así como la nueva serie de Rings of Power en Amazon Prime. Me he visto todas las películas de Harry Potter, Hunger Games, y todas las series de Star Trek (salvo la serie original, de la que solo he visto una selección de capítulos). Hace mucho tiempo que es normal para mí pasar buena parte de mi tiempo habitando estos universos narrativos, conociendo sus historias y sus rincones.

Y esto se está volviendo cada vez más normal.

En las últimas décadas hemos visto el origen y apogeo de estos nuevos universos narrativos: vastas redes de historias interconectadas que atraviesan medios, géneros, y formatos, como el universo cinematográfico de Marvel (MCU) o el universo de Star Wars. A partir del éxito de estos universos, ahora todo el mundo quiere tener el suyo propio: el universo de Harry Potter ahora es el “Wizarding World” y abarca una nueva saga de películas, una nueva serie de televisión, videojuegos, así como experiencias en parques temáticos. La serie de Hunger Games empezó apenas como un libro y se convirtió en cuatro películas, con una nueva que acaba de ser lanzada funcionando como precuela. Y así sucesivamente: contar historias aisladas ya fue. Ahora de lo que se trata es de crear mundos expansivos donde cada relato se entrelaza con otros, formando una trama más grande y compleja — la arquitectura de todo un universo.

(Antes de que alguien proteste: esto es obviamente una exageración. Por supuesto que contar historias aisladas o autocontenidas es y será siempre valioso. Ahora por favor déjenme tener mi pedacito de hipérbole y sigamos adelante.)

La creación de estos universos narrativos no es solo una hazaña creativa, sino también una apuesta estratégica: al desarrollar un universo capaz de aguantar su propio peso, los creadores no solo están ganando densidad narrativa, sino que están mitigando el riesgo que acompaña toda experiencia narrativa. Un universo narrativo exitoso ya cuenta con una base de seguidores y un contexto reconocible, lo que permite a los creadores y a las productoras explotar ese mismo universo una y otra vez, mitigando el riesgo de que nadie quiera venir a su fiesta. Una historia completamente nueva es un riesgo enorme, mientras que un nuevo capítulo en una saga viene con la garantía de tener una audiencia adherida. Y, al mismo tiempo, permite a los creadores contar historias más grandes, complejas, y matizadas.

Pero desarrollar un universo capaz de aguantar su propio peso es una tarea sumamente difícil y que apenas se ha vuelto posible en los últimos años por la aparición de una serie de nuevas tecnologías. La tentación por hacer estos universos cada vez más grandes y complejos está empezando a mostrar sus primeras rajaduras, a medida que las dificultades de mantener una producción y calidad consistente aumentan y la paciencia de la audiencia disminuye. En lo que sigue, quiero explorar esta evolución, partiendo por entender el origen de estas narrativas transmediáticas en el cambio tecnológico, así como su consolidación en la gran apuesta de Disney por los universos narrativos. Pero luego quiero repasar cuáles son las dificultades por las que están pasando estos universos, para finalmente extrapolar algunas lecciones que podemos llevarnos todos aquellos a quienes nos gusta consumir y contar historias.

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